miércoles, 10 de abril de 2013

YESHUA Y EL GRAN MANDAMIENTO


YESHUA Y EL GRAN MANDAMIENTO
Y uno de ellos, intérprete de la Torah, preguntó por tentarle, diciendo: «Rabbi, ¿cuál es el gran mandamiento en la Torah?» Yeshua le dijo: «“Amarás a Adonay tu Elohim con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Este es el primero y el grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”; en estos dos mandamientos se resumen la Torah y los Profetas». (Mateo 22:35-40)

Esta pregunta sería para hacerla justamente a algunos lideres religiosos, que aunque no lo declaran abiertamente, de hecho han degradado algunos mandamientos, porque “son de la Ley”. Sin embargo, en lugar de preguntarles  “¿cuál es el mandamiento más importante?” sería más oportuno preguntarles “¿cuál es el mandamiento menos importante?” ¿Hay alguno de los Diez que haya sido abolido? La Biblia no lo dice, las tradiciones de los paganos adoptadas por la iglesia de este tiempo, sí. Aquí Yeshua explica que en estos dos principios se resume la Torah; de hecho, “Amarás a Adonay tu Elohim” corresponde a los primeros cuatro, los cuales son nuestros deberes hacia Él: quien Le ama, 1. no puede tener otros dioses, 2. no hará ningún tipo de imágenes , como la falsa imagen del mesias usada por católicos en su culto y adventistas en sus literaturas. 3. no usará Su Nombre en vano, y 4. observará el día que Él ha santificado y bendecido desde el principio, no lo reemplazará con otro día, porque eso es lo que han hecho los paganos. Este mandamiento es incluso aquél que contiene una explicación más detallada de todos los otros − Todos estos mandamientos tienen el mismo valor y deben ser respetados en la misma manera, ninguno es superior y ninguno es inferior. Igualmente, los otros seis se refieren al comportamiento que se debe tener hacia el prójimo, y quien ama al prójimo 5. honra a sus padres; 6. no mata;  7. no comete adulterio;  8. no roba; 9. no calumnia, y 10. no codicia ni la mujer ni las cosas que pertenecen al prójimo. Si existe un modo de poner en práctica los dos mandamientos enunciados por Yeshua sin obedecer a los diez escritos por el dedo de DIOS quisiera que se me explicase cómo. Es así que nos lo explica también Saúl de Tarso (alias Pablo):
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Torah es el amor. (Romanos 13:9,10)
Sin embargo, la observancia de los mandamientos parece ser un problema insuperable para los cristianos: los católicos han abolido el segundo y han dividido el décimo en dos, en modo tal que parezcan ser siempre diez, así pueden libremente erigirse todos los ídolos que quieran adorar, lo que está absolutamente prohibido; además, han reemplazado el cuarto con un mandamiento pagano: en lugar de observar el día establecido por Elohim, ellos observan el día del dios sol, del “dominus” romano, el “sun-day” anglosajón, y todas las fiestas babilonicas, egipcias, griego-romanas y las de los bárbaros, de los visigodos y de los ostrogodos, de los teutones y de los celtas, porque según ellos, el cuarto mandamiento ordena santificar “las fiestas”!  Los protestantes no tienen grandes problemas con el segundo, pero el cuarto... lo tienen sólo escrito en sus Biblias, pero lo han abolido, y son muy celantes en la observancia de las mismas festividades paganas de los católicos. Siguen fielmente los dictámenes del concilio de LAODICEA!
«De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre... Si me amáis, guardad mis mandamientos». (jn 14:12,15)
La doctrina de algunas denominaciones religiosas se funda sobre todo en el hecho de creer en Yeshua; lo que no es claro es en qué consiste este “creer”... De las palabras de Yeshua mismo, consiste en el hacer sus obras. Es de notar que estos versos han sido escritos por el “apóstol del amor”, porque, según los cristianos, ahora estamos no más bajo la Ley de Mosheh, sino bajo la Ley del Amor... ¿cuál es esta “Ley del Amor”? Nadie mejor que juan es indicado para decírnoslo, y nos transmita en modo claro las palabras de Yeshua: “
si me amáis, guardad mis mandamientos”. Está claro: quien ama a Yeshua y desea seguirlo, debe observar sus mandamientos! los mandamientos de Yeshua, ¿cuáles son? ¿Ha él formulado mandamientos diversos de aquellos ya existentes? ¿Los ha reemplazado con otros nuevos? De la Biblia, no nos resulta, al contrario:                                                   
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi padre, y permanezco en su amor. Jn. 15:10
Yeshua es muy explícito: sus mandamientos, los que él mismo ha observado, son los del Padre. Los mandamientos del Padre, indudablemente son aquellos que están escritos en la Torah, no hay otros, en ningún texto escrito del cual podemos guiarnos sino las Escrituras Hebraicas. Del Evangelio sabemos que Yeshua observó todas las  mitzvot de la Torah. Por lo tanto, si Yeshua ha observado los mandamientos, y ha ordenado a los suyos de observarlos en el mismo modo que él los observó, ¿por qué motivo los cristianos se creen exentos de tal deber? ¿Por qué ellos insisten en decir que ya no son más válidos? juan, el “apóstol del amor”, nos dice aún:
Y en esto sabemos que nosotros Le conocemos, si guardamos Sus mandamientos. El que dice «yo Le conozco» y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él. (1jn  2:3,4)
En esto sabemos que amamos a los hijos de Elohim, cuando amamos a Elohim, y guardamos Sus mandamientos. Pues este es el amor a Elohim, que guardemos Sus mandamientos. (1jn 5:2,3)
Y este es el amor, que andemos según Sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis como vosotros habéis oído desde el principio. (2jn, 6)
¿Puede por lo tanto alguno afirmar de conocer a Elohim y de seguir a Yeshua, y al mismo tiempo de no estar bajo la Torah? ¿Puede alguien especificar cuál es la diferencia entre la “Ley (llamada de Moises)” y la “Ley del Amor”? Aquí el apóstol explica que ambas son equivalentes: el amor de Elohim consiste en Su Torah. Recalca que Sus mandamientos son aquellos “que vosotros habéis oído desde el principio”, por lo tanto, aquellos que están escritos en los Libros de Moises, o sea, lo que los cristianos llaman “la Ley de Moises”. ¿Dónde se encuentran escritos los mandamientos de Elohim? ¿Existe algún otro libro en el cual se puedan hallar, y que sean diversos de aquellos registrados en las Escrituras Hebraicas? Quisiera preguntar a los cristianos dónde está escrita esta “Ley del  amor” y en cuáles mandamientos consiste... Por último, quisiera preguntarles por qué insisten en reemplazar la Ley de Elohim con otras leyes humanas, las leyes de la iglesia (o de las iglesias, porque cada una tiene la suya propia, sobre todo entre los protestantes); por qué se rehúsan de obedecerle y prefieren más bien someterse a los preceptos creados por los hombres, los concilios, los teólogos, los predicadores, los cuales ha impuesto reglas y reglamentos que no se encuentran en las Escrituras, y quien no les observa es considerado “fuera de la gracia”, y si alguien quiere realmente observar los mandamientos bíblicos es etiquetado como “judaizante”... Si algún hermano al cual alguien le pregunta como el jóven rico,  “qué debo hacer para tener la vida eterna?”,  él responde como Yeshua “si quieres entrar en la vida, observa los mandamientos”, aquél hermano será inmediatamente amonestado por el pastor, que le dirá “hermano, estás fuera de doctrina!”...
«He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra»... Bienaventurados los que guardan los mandamientos, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. (Apocalipsis 22:12,14)
Al final, en el último Libro del Nuevo Testamento, en el último capítulo, se habla del destino final de los redimidos. Un detalle interesante es que aquellos que obtendrán el derecho al árbol de la vida y al ingreso en la Nueva Yerushalaym son aquellos que “guardan los mandamientos”! Tal afirmación debe haber puesto en singular embarazo a algunos traductores que han abiertamente cambiado las palabras escritas en el texto original, recurriendo a quién sabe qué regla lingüística y han traducido  “
bienaventurados los que lavan sus vestiduras” (?!), frase que no tiene ningún significado y está completamente fuera del contexto. Lamento desilusionar a aquellos que siempre han confiado en este versículo de dudosa interpretación (¿qué cosa significa “lavar las vestiduras”?), porque en los manuscritos más antiguos dice “guardan los mandamientos”, declaración que además está en plena armonía con el contexto del capítulo. De hecho, él viene a recompensar a cada uno según sea su obra.
¿Yeshua el mesías realmente,  “a liberado” a sus discípulos de la Ley, como afirman los cristianos ? ¿En qué modo? ¿Suprimiendo los mandamientos? Parece que no, al contrario, en su predicación más conocida, el Sermón del Monte, su comportamiento en relación a la Torah es más bien como el de los Judíos llamados ortodoxos, o más rígido aún. Después de las bienaventuranzas, su discurso sobre la Ley comienza con la siguiente declaración:
«No penséis que he venido para abrogar la Torah o los Profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Torah, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». (Mateo 5:17-20)
Esta ha sido la introducción de su discurso sobre la Torah, que él presenta tocando distintos puntos los cuales inicia con las palabras “habéis oído que fue dicho” y luego expresa su posición diciendo “más yo os digo”. ¿Representa este “más” un contraste o más bien una reafirmación? De hecho, es una enseñanza común en el cristianismo sostener que Yeshua en el Sermón del Monte ha proclamado algunas antítesis. Indudablemente, una antítesis es una “anti-tesis”, es decir, enunciar lo contrario de lo que ha sido propuesto antes como tesis. En la filosofía cristiana, esta anti-tesis es sin duda anti-Torah (o sea, anti-Ley). Por lo tanto, para que este axioma del cristianismo sea cierto, debemos pensar que Yeshua haya dicho como sigue:
"Oísteis que fue dicho a los antiguos: ’no asesinarás’, más yo os digo: ’ahora podéis matar a cualquiera que os sea antipático!’"; o también:
"Oísteis que fue dicho: ’no cometerás adulterio’"; y luego, este Rabino de Nazaret, en el papel de Jesus Christ Super Star, dice: "más yo os digo: ’Buenas noticias, muchachos! ahora hay libertad sexual! hagan el amor, no la guerra!’"... ¿Es realmente así? Estas ilustraciones apenas presentadas, son antítesis. En cambio, lo que Yeshua ha formulado en su predicación, no son de ninguna manera antítesis, sino más bien super-tesis, una confirmación de lo que ya había sido establecido, incluso con una mayor rigidez. Veamos:
«Oísteis que fue dicho a los antiguos: “no asesinarás” y “cualquiera que matare será culpable de juicio”; pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga “necio” a su hermano, será culpable ante el Sinedrio; y cualquiera que le diga “loco” quedará expuesto al infierno de fuego... De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último centésimo». (Mateo 5:21,22,26)
Evidentemente, Yeshua no ha absolutamente disminuído la condena del asesino, al contrario, ha elevado delitos aparentemente mucho menores que el homicidio a la gravedad de éste, considerándolos merecedores de la misma punición. No ha “liberado” a nadie da la Ley, sino más bien ha extendido su aplicación a otras circunstancias no contempladas por la misma.
«Oísteis que fue dicho: “no cometerás adulterio”; más yo os digo que cualquiera que mira a una mujer casada para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón». (Mateo 5:27,28)
¿Quizás Yeshua ha restringido la Ley sobre el adulterio? Ciertamente no, al contrario, la ha hecho más severa, aplicando la condena reservada a los adúlteros de hecho también a aquellos que lo son sólo virtualmente! En los versos sucesivos ha afirmado que es un pecado que se debe evitar absolutamente, al punto de representarlo con la alegoría de cortarse los miembros que llevarían a hacerlo más bien que sufrir la punición eterna.
El episodio de la mujer adúltera a la que él no condenó no contrasta con esta posición: un juez tiene también la potestad de absolver al culpable, pero esto no autoriza a este último a continuar delinquiendo. De hecho, cada vez que Yeshua ha perdonado a alguien, le ha puntualmente ordenado  “vete, y no peques más”.
Nota: el verso arriba está escrito correctamente, porque el término traducido simplemente “mujer”, en el texto original (ya sea arameo o griego) indica una mujer casada, por lo tanto es más correcto traducirlo en modo inequívoco − aparte el hecho que el adulterio se puede cometer sólo con la que es mujer del prójimo.
«También fue dicho: “cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio”; más yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de inmoralidad sexual, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Vaya liberación de la Ley! Si antes una pareja podía divorciarse y casarse ambos de nuevo, según Yeshua la pobre mujer no podrá más casarse, si lo hace será siempre una adúltera, aunque ella haya sido repudiada sin tener culpa! De hecho, la carta de divorcio servía justamente como garantía para la mujer que, habiendo sido casada, si luego era vista junto a otro hombre podía ser acusada de adulterio y condenada, pero si ella podía mostrar el acto de divorcio, entonces era lícito para ambos casarse. En este particular, Yeshua es mucho más rígido que Mosheh, como se lee en Marcos 10:2-12 y en el siguiente pasaje paralelo:
Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?» Yeshua respondió: «Moisés, por la dureza de vuestro corazón os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de inmoralidad sexual, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera». Le dijeron sus discípulos: «Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse». (Mateo 19:7-10)
Como resulta evidente de la reacción de los discípulos, la Ley era mucho más blanda que la “gracia”... En esto los cristianos son generalmente más legalistas y rígidos; el misterio consiste en el hecho que, mientras la mayoría de ellos se opone al divorcio, creen de hecho en un Elohim “divorciado”, que ha dejado su primera esposa, Israel, para casarse con otra más jóven, la iglesia... En cambio los Judíos, que aceptan el divorcio según las reglas mosaicas, tienen un Elohim fiel a Su primer amor... Una verdadera paradoja!
«¿No os dió Moisés la Torah, y ninguno de vosotros cumple la Torah? ¿Por qué procuráis matarme?» (Yohanan 7:19)
¿Ha Yeshua reclamado la observancia de la Torah, o más bien su inobservancia? En sus discusiones con los fariseos, Yeshua les recriminaba lo que hoy él reclamaría a la mayoría de los cristianos: el haber invalidado los mandamientos de la Torah para reemplazarlos con sus tradiciones. ¿O quizás las instituciones humanas establecidas en el seno de la iglesia en dos milenios de historia del cristianismo no pesan más que las Escrituras? ¿Cuántos de los reglamentos y prácticas de las iglesias son verdaderamente bíblicos? De hecho, analizando
Porque los fariseos y todos los Judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: «¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos impuras?» Yeshua les respondió: «Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: este pueblo de labios Me honra, más su corazón está lejos de Mí. Pues en vano Me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”. Porque dejando el mandamiento de Elohim, os aferráis a la tradición de los esta esta lejo de mi, pues en vano me honran, enseñando como doctrina mandamientos de hombres». Les decía también: «Bien invalidáis el mandamiento de Elohim para guardar vuestrast tradición». (Marcos 7:3-9)
Hoy sería posible parafrasear este pasaje y adecuarlo a la situación presente, cambiando sólo los interlocutores de Yeshua y el tipo de costumbres impuestas por la tradición, pero la substancia sería la misma. No hay necesidad de enumerar las incontables prácticas católico-romanas o griego-ortodoxas que han anulado completamente los ordenes bíblicos, pero también entre los protestantes y los evangélicos existen muchas diversificadas tradiciones que no encuentran ninguna base en las Escrituras, y sin embargo son observadas meticulosamente. Todas estas prácticas son “justificadas” por una dogmática excusa: “no estamos más bajo la Ley”; sin embargo, inconscientemente o no, se han sometido a otras leyes, si no vivirían en la anarquía, cosa que no parece ser el caso de la mayoría de las iglesias. El hecho crucial es el no querer admitir que en realidad han reemplazado una Ley con otra ley, la cual, según su parecer, se llamaría “gracia”!
No es simple ejemplificar en modo general en qué consisten las tradiciones de las diversas iglesias cristianas, porque varían de una comunidad a otra; sin embargo, la grandísima mayoría de éstas tienen como denominador común la excusa mencionada arriba, que nace del concepto que las Escrituras Hebraicas son “Antiguo Testamento”, ya no más en vigor y reemplazado por el Nuevo, que no hay más algún vínculo con la Torah, que quien observa los mandamientos es un judaizante, etc.
Estas tradiciones eclesiásticas no siempre se refieren a costumbres o prácticas, sino que conciernen también a doctrinas, dogmas, interpretaciones teológicas. En el ambiente denominacional, por ejemplo, la herejía más difundida es el dispensacionalismo. Las iglesias que sostienen esta falsa doctrina son la mayoría, y si alguien osa poner en discusión las posiciones tomadas en cuanto a la soteriología y escatología, ésto le causará el alejamiento o la segregación. Muchas veces sucede también que las divergencias inconciliables entre una congregación y otra (no estupirse si por estos motivos se excomulgan recíprocamente) se refieran a cosas de importancia menor como hablar o no hablar en lenguas, o incluso banales como llevar el velo o no llevarlo, cortarse el cabello según los parámetros establecidos (¿por quién?), llevar o no llevar tal o cual vestimenta, bailar o ir al estadio, etc., detalles de los cuales Yeshua no perdió tiempo en hablar y de los cuales no se ocupó absolutamente.

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